Cuando la poesía vuelve a sus  raíces, ejercer de cronista,  de pastilla para la memoria y de estimulante social. Literaturra  no pude quiere ni debe dar la espalda, por eso publicamos en forma integra este homenaje a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki enviado por Agencia Walsh
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Homenaje a Maxi y a Darío
  San Darío del andén
  sin sotana ni uniforme
  fuiste elegido por dios
   para luchar por los pobres
  mártir y héroe piquetero
  bendito sea tu nombre.
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  Pasión por la justicia 
  (pensando en Darío Santillán)
  Cuando vio a las humildes mariposas del bañado
  Con sus alas  clavadas y quemadas
  En el altar de todos los días,
  Más que clamar a los dioses por justicia
  O derramar nuevas lagrimas sobre los valles agotados del lamento
  Quiso ser justo
  Las  puertas de cristal del paraíso están cerradas
  Ni siquiera piedad tendrán las mariposas, se dijo
  En un tiempo donde los cielos son una tierra sin luz, baldía
  Y las flores del amor se pudren antes de nacer
  En los bordes de las tumbas…
  Quiso ser justo y ningún ángel ciego le entregó su espada
  Ningún héroe antiguo le susurró secretos; ningún viento
  Cálido y venturoso acaricio las velas de su navío…
  A mordiscones, entre gritos de pecho desnudo y gomas quemadas
  para el vuelo de los cuervos
  Apenas empuñando un palo y el pañuelo palestino
  Debajo de los ojos que ardían
  En el grueso mar de las desdichas
  Inició su odisea…
  Mientras su vida navegaba sobre la cresta de las olas
  Supo que hay una ciudad en las colinas de la riqueza
  Donde los cuerpos devoran a los cuerpos como si fueran de oro…
  Y que otra ciudad crece y crece en las espaldas de la  basura
  Y allí las almas lloran a las almas como si fueran el pan de dios…
  Quiso ser justo y recorrió la muralla que separa las ciudades
  Supo que las murallas de piedras son pasiones tristes
  Y la última piedra es el silencio
  Supo que las bocas del silencio jamás besan
  Y que el pecado de la pobreza se paga con la muerte…
  Una noche de tormenta con furiosos destellos azules
  Soñó que la diosa justicia – Temis, la madre
  de las parcas, la llamaban – ,
  Se alzaba desde el fondo de las aguas y se escurría
  Como un pez de sol entre sus sábanas frías…
  Se arrimó al fuego, buscaba un abrazo. Ella se negó, con risas.
  Sintió el desprecio como si fuera un gato de porcelana
  Solo puedes mirarme y desearme. Mi dueño es la ley,
  y el dueño de la ley es el poder, que tiene un dueño…
  la muerte, que violó a mi madre, para que
  yo naciera, dijo ella, y su voz de infante
  pareció la seda del  alba
  cuando la rasga un relámpago…
  Y se fue de su vida como se fue del sueño
  Desnuda y ajena, igual que cuando llegó…
  A caballo de la eternidad…
  Abrió sus ojos de la oscuridad de una cueva de diamantes…
  Detrás de los pinos tardíos el desierto se movía
  Más rápido que el viento y tan frágil
  Como una bailarina
  Y más lejos, donde la mirada se termina entre  crespones de niebla
  Pudo leer el anuncio del alba: ya llega la estrella matutina…
  La justicia se ofende con las pasiones, dijo, casi a gritos
  hechizado por la luz, aún sin decidirse
  entre el rojo y los celestes que abundaban…
  Acaso el terror le haya secado los labios, dijo, más calmo
  La justicia cierra su culo sobre la riqueza
  y se pavonea con aires de ninfa, dijo, y se rió
  como ríen los muchachos en el barrio…
  Vio mil potros sudorosos al galope por las pampas y pensó
  otra vez en la justicia…
  Su belleza huele a cadáver pero ella no lo sabe…
  Nació muerta en un tiempo de esclavos, dijo al fin,
  con tristeza y agotó su cigarrillo
  como quien agota la paciencia en los filos del  aire…
  Quiso ser justo. Volvió a su navío. A su viaje
  Entre las aguas de la miseria y los barros
  Del dolor que se eterniza y se muestra
  Al desnudo y tan natural como la noche  más noche
  Donde ni siquiera brilla el consuelo de la luna…
  Quiso ser justo. Allí estaban las fábricas cerradas,
  Las escuelas caídas como hojas del peor invierno, ayer doradas,
  Y los hospitales con sus madres y sus niños en colas infinitas
  Que poco alivian los rezos y las maldiciones
  Allí estaban la prostitución y el pegamento
  para las criaturas que cruzan la puerta del infierno
  Allí, bajo las ramas raquíticas y las ochavas mojadas
  se veían los colchones de jirones, de fantasmas,
  para que los viejos entre toses y gargajos
  amarillos tengan el último de los sueños negros…
  Quiso ser justo y abrió su corazón a todas las lluvias…
  Con la inocencia del recién nacido
  Era el fervor de quien decide  mover el mundo
  Día tras día… hora por hora…
  Hasta lograr con sus manos el milagro…
  Quiso ser justo allí donde lo justo escasea como los lirios en el potrero
  Eligió por puerto  un barrio donde sólo abundan los caminos
  Que llevan al cementerio
  Trabajó duro en la bloquera (lo más duro fue organizarla)
  Trabajó duro levantando la salita de salud y la biblioteca
  Trabajó duro moviendo las conciencias
  En el pueblerío duro del sur
  Quiso ser justo: o sea que su acción diera sentido
  a la idea primigenia de la vida,
  la que mueve las almas y los sueños;
  o sea darle finalidad de bien común
  a la reproducción material de la existencia,
  para que el gozo de lo creado
  detrás de la necesidad,
  en pos de la belleza,
  no lo  pervierta el valor de cambio,
  tampoco lo espante la usura;
  Y más aún: que la igualdad en las dichas
  de la vida resulte la más dicha,
  en el viaje de los cuerpos amorosos
  que trepan a  sus navíos…
  Quiso ser justo y cuando el hambre no tuvo respuesta
  Recogió piedras para acompañar las palabras – y las palabras
  fueron más limpias y más sonoras –
  Y cortó las  calles, las rutas y los puentes
  para no cortar
  el dulce hilo de la vida
  Y sonrió con la bella arrogancia del justo: no somos
  elefantes para morir en soledad,  dijo
  Aunque cierren los ojos y nos desprecien, aquí estamos…
  Aunque nos declaren la guerra seguimos en el viaje, dijo
  Y junto a sus compañeros del barrio que cuidaban su navío
  Alzó sus manos con palos hacia el cielo
  Como si fueran la corona triunfante de la tierra…
  Esa mañana como nunca la gente del reclamo a flor de piel estaba allí
  con tantas cicatrices como mil colores
  Sobre los cuerpos sin artificio
  También como nunca las fuerzas del poder los esperaban,
  Arteros en lo suyo,
  Preparados para una guerra en el espacio
  Quiso ser justo entre los justos
  Rabioso, con toda la espuma del amanecer
  Amenazante, listo para pisotear la cabeza del monstruo
  Otra vez la historia se obstinó en mostrar
  Que las armas en manos del poder
  Pueden más que los corazones desarmados…
  Quiso ser justo entre los justos
  Ayudó como pudo en el desorden de la retirada
  Cuidó a los más desesperados
  Dio aliento al que sufría las heridas (eran balas de goma
  y después de plomo)
  Siguió siendo justo con ojos desencajados
  Por los gases y las visiones del dolor
  Ardía, era muy joven, no había bebido los alegres vinos
  en la noche de bodas,
  Sintió que vivía las vísperas del adiós
  Estaba marcado y lo perseguían
   Apenas tuvo tiempo de tomar la mano del compañero en agonías
  No es bueno que muera en soledad…
  Es necesario que alguien sostenga su mirada…
  Es justo morir a su lado, acaso dijo…
  … Dio su espalda a la partida  de asesinos
  Los tiros fueron muchos y sintió que una nube de brazos
  lo subían otra vez a su navío
  Y mientras los vientos y las aguas lo llevaban del este hacia el oeste
  Vio como las rojas y amarillas, humildes mariposas del bañado
  Nunca antes tan brillantes
  Rompían con sus alas
  Las puertas de cristal del paraíso…
  Vicente Zito Lema, otoño de 2005
  El Infierno Verdadero
  Entre las 5 y las 7,
  cada día,
  ves a un compañero caer.
  No pueden cambiar lo que pasó.
  El compañero cae,
  y ni la mueca de dolor se le puede apagar,
  ni el nombre,
  o rostros,
  o sueños,
  con los que el compañero cortaba la tristeza
  con su tijera de oro,
  separaba,
  a la orilla de un hombre,
  o una mujer.
  Le juntaba todo el sufrimiento
  para sentarlo en su corazón
  debajito de un árbol
  El mundo llora pidiendo comida
  Tanto dolor tiene en la boca
  Es dolor que necesita porvenir
  El compañero cambiaba al mundo
  y le ponía pañales de horizonte.
  Ahora, lo ves morir,
  cada día.
  Pensás que así vive.
  Que anda arrastrando
  un pedazo de cielo
  con las sombras del alba,
  donde, entre las 5 y las 7,
  cada día,
  vuelve a caer, tapado de infinito
  Juan Gelman
  Junio
  A Darío Santillán y Maximiliano Kosteki in memoriam.
  A todos los que nos dignifican con su lucha.
  Lo que va a pasar hoy pasó  hace tanto
  me desperté diciendo esta mañana,
  no vi las predicciones del espanto
  que le arrancaba al sueño mi palabra.
  En este invierno que pega tan duro
   está lejos tu boca que me ama
  y se me desdibuja en el futuro,
  y junio me arde rojo aquí en la espalda.
  En este invierno atroz no hay escenario
  más duro que esta calle de llovizna;
  cada uno sigue en ella su calvario
  pero la cruz de todos es la misma.
  Salí con las razones de la fiebre
  y una tristeza absurda como el hambre,
  y cuando en el corazón la sangre hierve
  es de esperar que se derrame sangre.
  Me llamo con el nombre que me dieron,
  el que tomó la crónica del día;
  soy uno de los dos que ya partieron,
  los dos en un montón que resistían.
  Hermano en la delgada línea roja
  que te me fuiste dos minutos antes
  con la indiscreta muerte que en tu boca
  entraba en cada casa con tu imagen.
  Yo estaba junto a vos sobre tu grito
  besándote feroz la indigna muerte
  mientras te ibas volando al infinito
  fulgor de la mañana indiferente...
  Yo sé que el corazón que está latiendo
  en cada uno es una senda pedregosa,
  cuando en el suelo sucio me estoy yendo,
  ajeno y solo de todas las cosas.
  Si yo salí por mí y salí por todos
  cómo es que  ahora no hay nadie aquí a mi lado
  que me retenga la luz en los ojos,
  que contenga este río colorado.
  El corazón del hombre es una senda
  más áspera que la piedra  desnuda;
  mi extenso corazón es una ofrenda
  que pierde sangre en esta calle cruda.
  Yo tengo un nombre rojo de piquete
  y un apellido muerto de veinte años,
   y encima las miradas insolentes
  de los perros oscuros del cadalso.
  Yo no llevaba un arma entre las manos
  sino en el franco pecho dolorido,
  y el pecho es lo que me vieron armado
  y en el corazón todos los peligros.
  La mano que me mata no me llega
  ni al límite más bajo de mi hombría
  aunque me arrastren rojo en las veredas
  con una flor abierta a sangre fría.
  Hoy necesito un canto piquetero
  que me devuelva la voz silenciada,
  que me abra por la noche algún sendero
  pa' que vuelva mi vida enamorada...
  Jorge Fandermole
  Son los sueños todavía 
  Tú subías desde el Cono Sur 
  y venías desde antes, 
  con el amor al mundo bien adentro. 
  Fue una estrella que te puso aquí  
  y te hizo de este pueblo. 
  De gratitud nacieron muchos hombres 
  que igual que tú, no querían que te fueras 
  y son otros desde entonces. 
  Yo sabía bien que ibas a volver, 
  que ibas a volver de cualquier lugar, 
  porque el dolor no ha matado a la utopía, 
  porque el amor es eterno 
  y la gente que te ama no te olvida. 
  Tú sabías bien desde aquella vez 
  que ibas a crecer que ibas a quedar, 
  porque la fe clara limpia las heridas, 
  porque tu espíritu es humilde 
  y reencarnas en los pobres y en sus vidas. 
  Son los sueños todavía 
  los que tiran de la gente 
  como un imán que los une cada día. 
  No se trata de molinos,  
  no se trata de un Quijote, 
  algo se templa en el alma de los hombres, 
  una virtud que se eleva por encima 
  de los títulos y nombres. 
  Gerardo Alfonso
  El Pibe De Mi Barrio
  Pueden quitarte la vida de un tiro como a Santillán, 
  por ayudar a un caído, por reclamar igualdad. 
  La igualdad de querer comer comida digna, 
  y no sobras de basura de restaurante. 
  La validez de mi ideología frente a la de los demás, 
  porque mi ideal es poder expresarme en libertad. 
  La culpa no es de piqueteros, 
  su reclamo es todo legal.  
  La culpa es de los que vendieron 
  el país con impunidad. 
  Prefiero ser este hippie vagabundo 
  y no un gatillo fácil como vos. 
  Cuidado, mi amor, que nos cagan a tiros, 
  por pretender vivir con dignidad. 
  Nos cagan a tiros por pretender vivir con dignidad. 
  Nos cagan a tiros por pretender vivir con dignidad. 
  Nos cagan a tiros por pretender vivir con dignidad. 
  Nos cagan a tiros por pretender vivir con dignidad. 
  Nos cagan a tiros por pretender vivir. 
  Nos cagan a tiros por pretender vivir. 
  Nos cagan a tiros por pretender vivir con dignidad
  Fabián Mateos 
La Risa De Los Necios
  Nada de esto ha terminado
  Recién comienza lo mejor
  Si crees esto amigo
  Ven y canta, canta esta canción.
  No ven que detrás de mi vienen otros
  Que cantan aún más claro que yo
  Y ellos harán partir un mundo
  Un mundo libre de odios
  De protestas, de rencor
  Confraternizando frente al dolor
  Y nadie se rinda sin reivindicar
  A nuestras flores, regadas con sal
  Y a la risa de los necios
  Sólo le resta unos días más
  Obligan a la tormenta
  A transformarse en el ojo de un huracán
  Soberbios, no ven que hay otros
  Que cantan aún más claro que yo
  Por ellos existen mis versos
  Y si en la mañana me matan
  En la noche me volveré a levantar
  Porque me llaman Maxi
  Me llaman  Darío Santillán
  Nadie se rinda sin reivindicar
  Al gesto noble, flores!
  Eterna Inocencia 
  ##
  Avellaneda
  Dicen que la historia es muy compleja
  para mi la historia
  se resume en una escena.
  De un lado el pueblo en marcha y sus banderas...
  Un hombre abraza a otro en  agonía,
  la estación crece en uniformes. Dos disparos.



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