Levantó su ira y su indignación y transformó por extensión, su brazo, en un arma de fuego. Fue abatido en su ley. Conocía el peligro al que se exponía. Estaba traspasando una barrera y era conciente de ello. Estaba herido y fue rematado. Rematado o fusilado. Pasaje repetido en la historia. Manejo de poder, omnipotente, bala que atraviesa la nuca; bala que parte del corazón; silla eléctrica, cámara de gas, inyección letal; horca perversa y sádica. En su orden China, Cuba, EEUU y cualquier lugar del orbe donde la pena capital se aplica. Ojo por ojo y diente por diente, máxima milenaria, hoy presente todavía.
El se preguntó de qué vale vivir de esa manera: prejuicios, egoísmos, traumas sociales y penurias económicas. Unos muchos y otros nada. Su ira lo guiaba. No sólo a él, a muchos más. También traspasaban barreras, y muchos no lo lograban. De un extremo se va hacia el otro. Hoy manejan el poder y han olvidado que la eliminación física no es solucionar el problema, sino dejarlo pendiente. Con el poder, reeducar. Para el explotador, qué mayor "castigo" que el trabajo! Para el asesino que el odio popular no hizo justicia en el momento, prisión perpetua ¿Que con la ejecución ejemplarizante se elimina el problema? Ni juristas ni políticos lo pueden comprobar aún, se pregunta él. Sabe que en la tumultuosa China de los 66' al 76', hubo escasísimos muertos, que el trabajar en campos reeducaba hasta al último emperador.
Delincuentes comunes o sociales. Vivir en sociedad o al margen. Violar conductas de una sociedad de economía privada o colectiva. Sabe él que son cosas muy diferentes, de soluciones muy diferentes. O deberían ser. Ojo por ojo
Jorge Iannandrea
de "Entre cuentos e impresiones"
Poema de amor en una madrugada
(Por un noviembre bendecido)
Caminaba.
Era largo el camino
de la vida.
A diestra, a siniestra,
se abrían puertas,
vislumbraba luces más,
antes de alcanzarlas,
de nuevo oscuridad, soledad,
silencio.
Caminaba...
Soñaba con lograr
un poco de agua fresca,
un pequeño, tibio,
perfumado rincón
donde apoyar mi rostro.
Y mis pasos seguían
transitando aquel largo
camino.
Y más y más, mis piernas
se mostraban vencidas,
se estrechaba el camino,
retumbaba el silencio!!
Entonces,
en el más triste,
en el más solitario recodo,
apareciste.
Y encontré luz de hogar,
el pozo de agua fresca,
la mano donde apoyar
mi cansancio de siglos.
Encontré el tibio,
perfumado rincón
donde forjar mi nido.
Entonces,
te encontré.
Rosa
14/08/2002 12:51 AM
Elucubraciones
Es curioso, como a veces un par de circunstancias simples, pueden provocar elucubraciones complejas. Y como elucubrar, significa "imaginar sin mucho fundamento", todo queda en el marco de un ejercicio intelectual/filosófico, como si fuera un juego.
El enfrentamiento mediático postelectoral entre los actuales integrantes del poder político argentino y la más reconocida rival (según las urnas) dejó como saldo, algunos datos jugosos.
Declaraciones juradas de capital cuyas cifras tal vez no puedan resistir un análisis de ingreso/ahorro. El descubrimiento de la instalación progresiva de personajes políticos en la nueva Buenos Aires VIP (Puerto Madero) y un dato, nimio para algunos y groseramente significativo para otros: Según la más cercana "opositora" política en las ultimas elecciones, las carteras que utiliza nuestra recién elegida primera dama, son de exclusiva marca francesa y su precio de lista supera los 5000 dólares.
Bueno, "no es delito usar carteras caras", dijo una ciudadana argentina a quien tampoco le molestaba que algunas funcionarias del gobierno de Menem, ¡fueran a peinarse a París!
-¿ Y vos que opinás?- le dije a mi amigo "el viejo", de 64 años de edad, 33 años de aportes laborales certificados, despedido en el 2002, y hoy "viejo para trabajar" y "joven para jubilarse", obligado chofer de remís nocturno y potencial cartonero.
- Mirá.- me contestó- Yo subí al auto hoy, a las 18 horas y me voy a bajar mañana a las 6. Si ningún borrego delincuente me asesina, después de 12 horas de manejo tal vez pueda llevarme a casa 30 ó 40 pesos. Pero, si la matemática no me falla, con 375 días sin comer, sin enfermarme y sin pagar el alquiler, yo también podría comprarme una cartera. Y tal vez lo haga, después de todo, ¿Para qué trabajé honestamente 33 años en la Argentina, si no para "darme los gustos" ahora que soy viejo?
Elucubraciones; simples elucubraciones, casi un juego...
Pedro Lapido Estran
Escritor y poeta argentino,
director de la revista electrónica Arca Blanca.
www.iespana.es/arcablanca
arcablanca2@yahoo.es
Positivismo
Digo mañana
como darle distancia al tiempo
para no exponer el realismo
que me tiene vacío.
Digo amistad, trabajo, juego.
Digo hola, noche, sombras;
como un juego del día a día
que me transporta a la esencia
de mi propias circunstancias;
un engaño reparable
cuando mis supuestos,
aun apócrifos,
son pedazos de sueños
que escapan del tormento
de la realidad absoluta.
Digo amor, pasión, valor,
vida.
Sí, digo vida sin pensar;
aunque la fuerza quijotesca
se enmarque en la utopía literaria,
dudo de los lapsos
que den lugar a la esperanza,
un horror humano
que me deja aletargado
del hipócrita hoy
Luis Patá
Rogelio
Rogelio es un jujeñito que, a pesar de él, llegó a Buenos Aires hace tiempo. Aprendió a hacer paredes con barro, y acá descubrió el cemento, pero lo más importante, es que se descubrió a sí mismo. Después de 17 años ya perdió la cuenta de los edificios que a pulmón ayudó a levantar y se siente orgulloso cuando recorre la gran ciudad mirando a esos gigantes que tienen parte de su esfuerzo. Todos los días toma el tren del Belgrano a las 6 y cinco en la estación Santa Rosa y, entre cabeceos, completa el sueño del corto descanso.
Rogelio tal vez no los conozca ni los vea en su vida, pero Rogelio depende de ellos. Ni por asomo sabrá nunca qué cara tienen, pero se enterará que existen, porque ellos lo van a dejar sin trabajo en nombre de un 0,7 %. Rogelio no tiene nada que ver con esos ignotos fulanos, porque se la pasa el día colgado de andamios, pero igual lo pueden hacer papilla, como si se cayera del andamio. ¿Sabe por qué? Porque ellos hicieron un "master" en Harvard y van a diario a las bolsas a informarse al dedillo lo que valen en el mundo los fondos de alto riesgo, los rendimientos multilaterales de inversión, y además, saben a cuanto cotiza cada palada de arena en Wall Street. Rogelio no sabe ni cómo se llaman, pero esos anónimos que circulan en un BMW a 200 km., abarrotados con bolsas de dinero, lo pueden atropellar en cualquier momento y ni siquiera va a poder denunciarlos porque, como Superman, son más rápidos que un rayo y, principalmente son inhallables, no tienen rostro público, pese a ser protegidos expertos en el dinero de los otros. Tan expertos que siempre ganan ellos, cuando ganan; y los que pierden son siempre los otros, cuando ellos pierden. No crean riqueza, pero a la noche, no se pierden un solo programa de "Bailando por un sueño". La frase "¡viva el liberalismo!" se les brota hasta por las orejas y, entre wisqui y wisqui, comentan el conflicto del hambre del mundo como si hablaran del último enfrentamiento entre Boca y River. Los avalan premios Nóbel, periodistas financieros, fundaciones y bancos internacionales, consorcios euroasiáticos y políticos de todos los colores. A los que quieren invertir con ellos le prometen que el riesgo es mínimo y nadie va a perder, pero cuando alguien pierde, le echan la culpa a las equivocaciones colectivas de quienes no los han escuchado. Cuando la crisis internacional hace temblar el mundo, dicen que las pérdidas hay que socializarlas -como buenos solidarios que dicen que son- y principalmente para evitar el efecto dominó.
Entre palada y palada, Rogelio empezó a darse cuenta de que mientras había beneficios, iban a parar siempre al bolsillo de los que especulaban. Pero resulta que ahora que hay pérdidas, no. Ellos inventaron que el beneficio es privado y los errores de decisiones son colectivos, les corresponden a todos. Hoy por hoy pretenden nacionalizar deudas, quebrantos y heridas. Esa solidaridad imprescindible para salvar la estabilidad, él la debe pagar con su pellejo, con sus ahorritos y seguramente con su trabajo. Rogelio viene pensando que esas promesas fastuosas de la economía financiera nada tienen que ver con su economía real de levantar paredes ladrillo a ladrillo. Más bien, la economía del espejismo especulador levanta castillos de naipes y los garantiza con humito de colores.
Cada atardecer Rogelio vuelve a su casa colgado del estribo del tren, aunque no sabe por cuanto tiempo más. Añora las paredes levantadas con tierra de su Jujuy natal y recuerda las palabras de su madre despidiéndolo un duro invierno de carencias: "Vaya m´hijo, cuídese y no pierda dignidad, que lo que falta en el mundo es un poco de vergüenza".
Juan Disante
Casimiro y Benjamín
En el pueblo donde digo
no hace falta el apellido
se reconoce al amigo
por nombre sin revestido.
En esta noche pasada
te nombré a dos referidos
de vida muy sosegada
y por ella imbatidos.
Con sólo citar sus nombres
se sabe quien los parió,
si llevan sobrenombres,
si juegan al dominó.
Con una brillante Luna
Casimiro y Benjamín
dos refugios del Latín
corazón y la aceituna.-
Regente del cafetín
trabajador Casimiro
Trabajador Benjamín
el buen Doctor del suspiro.
Su perfección era tal
tras la barra de su bar
que no hay nadie sin igual
en el tramo capilar.
Los dos amigos del poeta
son personas bien sensibles
degustan una brocheta
mientras arreglan fusible.
Por si acaso hubiese
alguna duda dudosa
de que allí no le interese
¡pidan una gaseosa!
Y díganle: fulanito
trabaja por comisión.
Y díganle: menganito
trabajó y no ha cobrado.
Me habló con rayos de Luna
desgastó los adoquines,
sin percibir paga alguna
Él toca dos violines.
José Pómez
http://www.pomez.net
Comentarios favorables:
http://gbooks1.melodysoft.com/app?ID=ECIBERLAN
Comentarios en contra:
http://pomez.es.tl/Libro-de-visitas.htm
Poema
La arena entre los dedos
te resuena en la piel
un tacto que precisas,
una corteza de labios y de piedras,
y, tras los ojos,
precipicios sobre el mar.
En la despensa de las miradas,
que proteges del viento
como un tesoro frágil,
te resguardas del odio,
y la sangre, sin aliento,
enjuaga las palabras
y el dolor que se esparce.
Se escapa inalcanzable
y no puedes detenerla:
la arena se lleva
la mano que tanto has deseado;
no abandones la ternura
que guardabas en ella
hasta que la muerte te crezca
entre los dedos
y el olvido empiece a derruirte,
entonces se sabrá quién has sido.
Carles Duarte I Montserrat
Literaturra agradece los Boletínes Literarios No Todo Es Verso de AGENCIA DE COMUNICACION RODOLFO WALSH
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