Fuente: www.agenciawalsh.org
NO TODO ES VERSO - BOLETÍN LITERARIO
Con las palabritas y las palabrotas, con los cuentos cuenta-verdades, con la poesia de todos, la nuestra.
Luego de un tiempo en el que los caminos de las letras parecieron desdibujarse levemente, el literario de la Walsh vuelve para que juntos nos acompañemos en la travesía del lenguaje, de la poesía, de la ficción.
Porque entendemos a lo literario, y más ampliamente, a lo artístico, como una manifestación central de la liberación de los pueblos, es que queremos recorrer este sendero junto a todos uds.
Y aquí presentamos nuestro vehiculo, nuestro “colectivo” que los invita a sumarse para que con sus trabajos, sus mundos imaginados, sus otras realidades, transformemos e intervengamos la realidad tal como nos la quieren hacer creer.
Es fundamental para cumplir estos objetivos contar con las voces silenciadas, las voces poéticas, esas que suenan como un gran murmullo ensordecedor, esas que se esconden a la vuelta de cada esquina, esa que nos quieren contar una calle vieja en un barrio olvidado de Latinoamérica y tantas otras más. Muchísimas voces compartiéndose, conociéndose, hermanándose
¡La invitación ya esta hecha!
Subánse a este bondi. www.agenciawalsh.org agenciawalsh@yahoo.com.ar
Poesías
HONDURAS
Bella hija de Morazán en Centro América
sombrero blanco de alas anchas
al vuelo.
Camisas y pañuelos de pueblo digno
remeras y banderas de maestras combativas.
Una oligarquía derechosa y asesina
un Zelaya de liberal estío
hoy porfiado amigo de lo digno
Unos halcones rapaces y traidores,
un Pentágono que mueve los hilos
y sus ministras ajadas y marchitas.
son arteras vampiras del peligro.
con perdón de los vampiros!
Ya, Honduras volverá con puro pueblo
y con Zelaya Presidente
a sus calles de Victoria.
Roberto Romeo Di vita
Desde Soto Cano
lleva el tiempo a empujones
las marionetas a los sillones.
Desde Soto Cano cierta pestilencia
lleva el tiempo
huracanado
hostil, sí, repleto de bayonetas.
Desde Soto Cano.
Han abierto allí una fosa tal vez
de antiguos muertos recientes,
lleva el tiempo
en retroceso
olores de carne quemada.
Desde Soto Cano
lleva el tiempo a empujones
las marionetas a los sillones.
Desde Soto Cano.
Viene un movimiento de órdenes
ladridos tijeras martillos anillos
un contínuo ir y venir
de botas y de capas.
Desde Soto Cano.
Cierto olor guantánamo
que infla los globos de ensayo
que ocupan cielo y memoria
que da asco.
Desde Soto Cano.
Lleva el tiempo a empujones
las marionetas a los sillones.
Desde Soto Cano.
Alturas y honduras y Honduras
y altezas
todo en su vorágine gruñe
se cae, se alza, se impone, grita.
Desde Soto Cano.
Viene la culata que destroza
la otra mejilla, la orden de captura
llega desde Soto Cano, la amenaza
la cárcel la tinta roja que escupen
sobre la gente que marcha.
La otra gente que marcha
viene de Soto Cano.
Desde Soto Cano
lleva el tiempo a empujones
sus marionetas a los sillones.
La democraCia de las elites
los intereses del selecto club del bisnis
la liberty y el progreso que ya se sabe.
Los contras, los escuadrones de la muerte,
las invasiones desde Soto Cano.
Desde Soto Cano.
La ambigüedad de los verdugos
la fortaleza de los antropófagos
el virus de una pandemia que
buscan extender en Patria Grande.
El coletazo desesperado de la bestia
herida de muerte.
Desde Soto Cano.
Gabriel Impaglione
El pibe de los cartones
1
te encontré
silencioso…
no buscaba más miradas
que las simples
palabras que almuerzan elegantes
y utilizan el vocabulario
adecuado
para definir la luz
y apareciste vos…
2
tenés los pies helados
por las calles de una ciudad triste
de colores solitarios
descascaradas paredes
y trémulos
árboles
que cobijan inviernos indefinidos
algunas desmaterializadas voces
suenan en esquinas
tienen obstáculos
y pierden identidad
3
EL gris se encamina
a devorar cada historia
y convertirla
en sospechosa
amontonás en tu carrito
subversivas vidas
reprimidas en
barrios marginales
4
no sabía que había
tantas pasarelas en tu mirada
5
recupero el color que necesitaba
en estas oscuras cuadras y
comprendo cuál es la parte que tiene tu nombre…
le gusta la poesía
pero no quiere duras
interferencias ideológicas
si la conocieras…
es tan linda
¿que hago con vos, como poetizo esta mugre?
A nuestro lado
crece una ciudad
bajo el signo de la corrupción
¿cómo hago para decir belleza?
6
los descuartizados cofres
de monedas deshechas
por las tinieblas
van acomodándose en vos
¿cómo explicar que no sos mendigo?
ante tu paso
se abren miradas en derredor
de la pureza de tu alma
que destila amarillos
que nacen en
arrabales de bilis
adiestrando espacios
para que mueras
sin resonar en
la gente.
¿sabías que si robaras, serías tapa de diarios?
tu dignidad de mugres
tiene prohibido publicitarse
en la prensa del poder
todo huele a limpio
7
la noche te perfila
entre tu gorro de lana
y un autito de plástico
que aparece en una bolsa
y te roba una sonrisa
no aprendiste otros juegos
que los del trabajo
y te maravilla el descubrimiento
escondés entre tu ropa tu tesoro
de plástico rojo, coupé
sin dueño y caminás
en la calle desafiando una sonrisa
¿qué niño habrá dejado,
sin saber, tu felicidad de esta noche?
8
se confunden sirenas
policías
ambulancias
bomberos
suenan a despertador en una esquina
mientras esperás
que el bar saque sus desechos
para tu panzada sobrante
¿quién imagina que esa porción sin terminar
será tu alimento?
¿qué serviles nos volvemos cuando no dejamos
una sobra para el pibe de los cartones?
9
la noche no es de los poetas delirantes
no tiene nada de literario este raid
que gira en calles sin faroles
¿quién apuesta a saciar tu desesperación?
¿qué escuela te busca para sus aulas?
es tiempo de esperar la camioneta que te junte
con mugre y familia
y te lleve a dormir bajo la autopista
hasta que una frenada desvele tu cansancio
y vuelvas a tirar
caballo humano
de un carro pordiosero
para recoger las muestras
de mi panfleto
que lleva tu nombre
y no te llora
Roberto Moscoloni – Del libro Postales
Carlos Gardel
El 24 de junio partió, para quedarse con su voz-
Te saludamos
gorrión viajero,
morocho del Abasto,
pájaro azul
del sentimiento.
Te saludamos
trovador porteño,
viajera golondrina
de sueños y quimeras.
Errante voz
de extraños horizontes,
eterno cantor del firmamento
del cielo azul
de las estrellas.
No habrá otro igual
en Buenos Aires
que perdure en la leyenda
que nostalgie en el recuerdo.
No habrá otro igual
en Sudamérica,
que se prolongue
en el misterio de la canción
y el canto.
En todos los instantes.
En todos los momentos.
Roberto Romeo Di Vita - De su libro “HOMENAJE DE AMOR Y OTRAS YERBAS”
Un poema dominguero
Caripela de cartel
la sonrisa me asusta
te causa gracia nuestra desgracia
¿Acaso te llevás el lifting ganavotos?
Nada de eso te quedará y ojalá que pronto
Ts ts
Esa raja de la urna
qué triste metáfora
y que te pasan pal cuarto, oscuro por cierto
otra triste
//
De tanta foto parece que se te quedó el alma
en el obturador
Yo quiero uno con alma grande y con mayúscula
uno de esos que no se postula
ni te deja el culito anémico
a la intemperie o te pasa pal cuarto
uno de esos
que te quiebra una costilla al abrazarte.
Poema enviado por la Editorial PAN
A Alejandra
Ella era así ,
grácil, risueña y alegre,
con sus sueños de docente.
Hecha de bien y confianza,
llena de ansias
por dar lo mejor,
a su pequeño.
Ella , como todos días
volvía de la escuela
ansiando abrazar
a su niño,
y conversar con su madre.
Ella, hecha de decisión y coraje,
un frío día de julio,
entró a una estrella,
se hizo luz,
y anda por su escuela
volátil , flotando
como nube de tiza.
Ella era así ,
grácil, risueña y alegre,
con sus sueños de docente.
Hecha de bien y confianza,
llena de ansias
por dar lo mejor,
a su pequeño.
Ella , como todos días
volvía de la escuela
ansiando abrazar
a su niño,
y conversar con su madre.
Ella, hecha de decisión y coraje,
un frío día de julio,
entró a una estrella,
se hizo luz,
y anda por su escuela
volátil , flotando
como nube de tiza.
***
Me duele ARGENTINA
bella y desgarrada,
asistes al circo romano
de políticos despedazándose
por el poder y no por el pueblo.
Lastiman a tu bandera
la que grita libertad en el flamear,
un río de pobres se agitan silenciosos,
imagen que te denuncia
a vos que blandes el poder
engañando por un voto.
bella y desgarrada,
asistes al circo romano
de políticos despedazándose
por el poder y no por el pueblo.
Lastiman a tu bandera
la que grita libertad en el flamear,
un río de pobres se agitan silenciosos,
imagen que te denuncia
a vos que blandes el poder
engañando por un voto.
***
Mi lucha no tiene armas
porque las armas desprecio
mi lucha no es un calendario viejo,
ni un río que se ha secado,
ni ideal desmayado
mi lucha es cantar siempre
el nombre de la Paz.
Stella Maris Taboro
porque las armas desprecio
mi lucha no es un calendario viejo,
ni un río que se ha secado,
ni ideal desmayado
mi lucha es cantar siempre
el nombre de la Paz.
Stella Maris Taboro
Pastilla Azul
OH glorioso Tamiflu
Milagro de la ciencia!
Salvación de la humanidad!
Un cerdito muerto allí.
Una vaca loca muerta allá.
No vea el desperdicio,
estas pastillas son un vicio.
Ciencia y salvación
para toda la población, o,
para cualquiera con poder de adquisición.
Pastillas para la ocasión,
no pierda oportunidad!!
aunque no detengan la inflación,
cuente con esta solución.
Recomienda la Nación
TAMIFLU,
A toda la población…
A SOLO 10 DÓLARES
O SU EQUIVALENTE LOCAL….
Juan Martín Ruso
Cuentos
Vecinos
A Colonia Benítez ya la he mencionado en una que otra historia, pero como es bueno ubicar geográficamente lo que uno cuenta, lo voy a repetir, además, como decía Aníbal Zampallo, la letra es mía y yo hago lo que quiero con ella.
Colonia Benítez, es un pueblo pegado a Resistencia, Chaco, a unos kilómetros al norte, por la ruta a Formosa y al Paraguay. Tierra de Tobas, Mocovíes y Wichís, robadas por Roca, Mitre, Sarmiento y otros “próceres” para entregarle a la gringada europea.
Así llegó a la zona Don Félix Benítez. Don Félix, tenía una hija, Margarita Belén y con su nombre, un poco más al norte, se fundó un nuevo pueblo, tristemente famoso a partir del golpe de 1.976.
En esta hermosa colonia, llena de calma y de paz, que por estar ubicada tan cerquita de la capital chaqueña, se han instalado algunos subversivos, cansados de tanto ruido y buscando el tan añorado lugar en el mundo.
El primero en acomodarse en esos parajes fue el Lucho Lescano, Chaqueño, Montonero, estuvo unos años en las cárceles, las pasó fiera, casi se nos fue para el otro lado, cuando lo largaron parecía un esqueleto que le habían tirado un cuero encima, para cubrirse del viento.
Después cayó por esos pagos, Luis Jacinto Díaz, un Cordobés, peronista, escultor, no estuvo en Montoneros, pero como todo peronista de raza, estuvo cerca. Como artista firmaba como Díaz Córdoba, le quedó como doble apellido, como cuando a un chaqueño le dicen Chaco o a un correntino, Corrientes y él por puro orgullo lo incorporó como doble apellido.
Cuenta la historia que este Cordobés, de Balnearia, un pueblo pegado a Mar Chiquita anduvo regalándole su obra a los chaqueños. En varios lugares ha quedado el testimonio de su grandeza, homenajeando hacheros, pescadores, gente de pueblo. Su regalo mayor, fue el monumento a los fusilados en Margarita Belén, allá, en el kilómetro 1.043 de la ruta 11 camino a Formosa.
El tercero es Raúl Fernando Junco, “Junquito”, Chaqueño también, escritor, poeta, guitarrista, un amante del ser nacional, un Jauretche de las cuerdas, Montonero. Después del golpe, anduvo unos meses solo, resistiendo como pudo en los montes del quebracho, cayó preso y estuvo también hospedado unos años, en los hoteles de Videla.
Estos tres amigos, de militancia, de luchas, de asados, vinos y guitarreadas, vivían casi juntos, en la tranquilidad de este pueblo manso.
- Junco, compañero, ya que te gusta tanto Colonia, ¿porqué no te instalás por allá?
- Y, tendría que ver las posibilidades!
- Pegadito a casa, hay un terreno que esta a la venta!
- Tranquilo por allá, no, Córdoba?
- Claro viejo, además esta el Lucho ahí nomás!
- Querés que averigüemos?
- Metale chamigo…
Junquito, se compró el terreno y se hizo la casa donde vive actualmente. Los fondos de ambas casas, se unen, apenas los separa un par de líneas de alambrado.
Las figuras del monumento a los caídos en Margarita Belén, se hicieron totalmente en la casa del artista en Colonia, Junquito, y el Lucho colaboraron constantemente y además ayudaron a coordinar la colocación en el lugar donde esta emplazado. Y así, de la militancia a la amistad, luego se sumó la vecindad.
Siempre pasa, cuando las relaciones son muy profundas y con personas de carácter fuerte, algún que otro chisporroteo puede suceder. Y así pasó.
Junquito tenía un viejo sueño, parece que lo cargaba desde las eternas noches en la cárcel. Soñaba y soñaba con vivir en una casa con mucho verde. Claro, se había criado con mucha libertad en casa de padres, tíos y abuelos.
Al verde sueño, le agregaba el deseo de tener unas parras, poder plantarlas, verlas crecer, dar sus primeras uvas y por ahí, quien lo dice, llegar a hacerse un buen vinito patero.
Al verde ya lo tenía, para completar su sueño plantó una docena de vides con uvas diferentes para hacer surtida la cosecha.
- Mirá Cordobés, cuando estemos debajo de las parras, tomando unos tintillos!
Del otro lado del alambre Córdoba le sonreía afirmando, mientras le tiraba algunos maíces a sus gallinas.
Hizo una línea, carpió la tierra con una vieja asada, y cada cuatro metros más o menos planto sus sueños, imaginando las futuras cosechas con guitarra, amigos, asado y vino.
También tenía plantas y plantines. A las parras, las cuidaba más que a su caballo.
Y así, las niñas empezaron a dar sus primeros brotes.
Una mañana, lo visita el Juanca, un amigo y vecino de Colonia.
Mate y termo en la mano, abre la puerta que da al fondo y que ve, ni los milicos le hicieron tanto desastre cuando le allanaron la casa en Resistencia y le llevaron hasta el inodoro, las gallinas del Cordobés, del amigo artista, revoltigeando todo. Ni flores, ni plantas, ni parras.
Junquito quedó paralizado, parecía una de las estatuas del monumento, no lo podía creer y no salía del asombro.
El Juanca, famoso peleador de Colonia, gorra de lana como dicen, le empezó a largar lengua.
- Pero mirá negro, lo que te han hecho!
- No, las parras no, hijas de puta.
Del otro lado del alambre, Luis, el artista, mate en mato, tranquilo y como de costado, sin darle mucha pelota.
- Pero Junco, son cosas de gallinas! Por qué no hablás con el gallo, que es el jefe?
- Ahhhh, encima me cargás, Cordobés culiao!
Y el Juanca seguía.
- Ma qué fuera Junco, si fuera yo las hago mierda, una por una.
Y así fue, Junquito se metió en la casa, colorado de la bronca. Salió al instante con un a escopeta, de dos caños, una Italiana que brillaba. Ya la traía cargada y los pantalones que se le caían de tantos cartuchos en los bolsillos.
- Si tuviera la metra del monte, no se salva ni una y la puta madre…
Se le escucho decir, y el Juanca que se las marcaba una por una.
Y empezó el tiroteo. Volaba el plumerío. Parecía Bostero como liquidaba las coloradas.
- Por allá, por allá, detrás del paraíso!
Le apuntaba el secretario.
La cuestión que solo algunas pudieron zafar la balacera y pasar el alambre para el otro lado.
El Cordobés, había quedado cuerpo a tierra, más escondido y cagado que oficiales en Las Malvinas.
Cuentan que el Comisario del pueblo, escuchó el tiroteo, pero después de averiguar quien era, hizo la vista gorda y se hizo el pelotudo. El tirador era Montonero, no vaya a ser, esta cuestión de la memoria…
Después de la matanza, Junquito le revoleaba algunos bichos para el otro lado, y ahora el que puteaba era el escultor.
- Pero Junco, por quééé?
- Ahí tenés, las batarazas, pa’ un puchero, las ponedoras, pa`un guiso, las coloradas, un par de blancas y el jefe, tu gallo, y si querés salvar a las otras arreglá el alambrado, que ni el pico asomen por aquí!
A la semana siguiente, el escultor había levantado un alambrado como de tres metros, mejor y más seguro que el de Chaco For Ever. Cuentan que al gallinero le puso techo, puerta, televisor, video y hasta aire acondicionado para que no salgan las fieras. Se veían muchas crías nuevas, se ve que había renovado la hacienda.
Del otro lado, Junquito, replantó sus parras, empezando todo de nuevo.
Y así pasó el tiempo, los vecinos ni se saludaban. Fue el comentario de todo el Chaco, dos compañeros de fierro, militantes de toda hora, enfrentados por una cuestión de gallinero. En las reuniones políticas se sentaban lejos, todavía algunas chispas andaban sueltas.
Junquito ya hacía un par de horas que estaba en el jardín, meta y meta con su caballo, cuando llegó el Lucho Lescano.
Lo había bañado, le había cortado las uñas, los cascos, la cola, las crines, realmente estaba para el desfile, para la envidia de cualquier culiao de la Rural.
Del otro lado del alambrado olímpico, estaba el Cordobés, el escultor, mate en mano. Miraba como cepillaba y cepillaba al alazán.
Junco ya lo había bichado, pero lo junaba de vez en cuando, como de reojo, pero ni cinco de bola.
El Lucho leía su diario dominguero. Todos en silencio.
- Che, Junco…
Se largó el escultor. Junco no dejaba de cepillar y ni lo miró.
- Qué te pasa?
- Muy lindo tu caballito, esta quedando una pinturita!
- Ajá!
- Haceme un favorcito Junco!
A esta altura, Junco había dejado de hacer lo que estaba haciendo y ya lo enfrentó con la mirada, desafiante. El Lucho paró de leer, abrió los ojos grandotes.
- Sí, qué querés….?
- Ya que esta tan mono tu caballo, por qué no completas tu obra y le pintás los labios al matunguito!!
- Andá a la reputa madre que te parió, Cordobés!
Y en el alambrado quedó incrustado el cepillo.
Y de un lado el Lucho se revolcaba de la risa y del otro el Cordobés hacía lo mismo.
Pintale los labios, pintale los labios, repetía el Lucho, y se descosía de la risa.
Se dice que después de tanta puteada y de tanta risa llegó la reconciliación.
Se dice también, que el alambrado olímpico se mantuvo firme, como la muralla china.
Por las dudas vio….
Gustavo Piérola
La estética. Un día una esperanza – Historia de un militante
“Teníamos horarios para la formación cultural y también para la recreación. Un día estaba contando un hecho ocurrido en mi barrio cuando era chico. Se trataba de un fantasma que se aparecía asustando a la gente que pasaba detrás de la escuela Nº 55 de Guiñazú. Su aparición era medio rara, porque provocaba el susto y después salía corriendo. Una tardecita se juntaron varios vecinos y se escondieron esperando la hora de la aparición del fantasma. Mandaron una mujer como carnada para ver qué pasaba…Cuando el fantasma apareció, le salieron al cruce los vecinos y lo cagaron a palos. ¡Grande fue la sorpresa al descubrir quien era el famoso fantasma! Un señor de apellido Aramburu, de unos sesenta años, con una linda familia y varios hijos, pero se notaba que algo le fallaba; o no le llegaba el agua al tanque, o le faltaban varios jugadores.
Aquí no terminó la historia, porque cuando estaba relatando el hecho y pronuncié la palabra “cagada”, el celador (el guardia) que se encontraba en ese momento dentro del pabellón, el “mono con botas”, todo un mono, por supuesto, metió la llave en la cerradura de mi puerta, la abrió y me interrumpió el relato para decirme: “! Pero, Videla, cuide la estética, no diga malas palabras!”.
Enseguida, los compañeros, preocupados, temiendo que me sancionara, me preguntaron ¿Qué pasa Yeyo? Entonces le conté que el señor celador me había advertido que cuidara la “estética”.
Un compañero, el Pecho Bardach – que era medio sordo – me preguntó: “¿La qué, qué?” Y le reiteré: la estética compañero”. Le respondí en medio de risas ahogadas. Y claro, el “mono con botas”, al igual que otros celadores, escuchaban nuestras charlas y las palabras difíciles que decíamos, dándole, vaya uno a saber qué variada interpretación. En este caso, el “mono con botas” había confundido la palabra ética con estética.”
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