(AW) Los siglos de tormentos soportados por los palestinos, ya sea por parte del dominador que fuere, tienen una expresión conocida en sus resistencia (o el terrorismo con el que los bautizaron los medios masivos) y una expresión poco conocida (¿casualidad?) en la cultura escrita.
La poesía como resistencia y testimonio de siglos es el resultado de "Poesía Palestina de Combate", libro por el que pasearemos en esta nota.
Buenos Aires, 4 de enero de 2009 Por Lucas Vadura
Atenme
Prohíbanme los libros
los cigarros
obstruyan mi boca con arena
la poesía es sangra
el agua de los ojos
se imprime con las uñas
las órbitas
las cuchillas
La clamaré
en la cárcel
en el baño
en la cantera
bajo el látigo
la violencia de las cadenas
Un millón de pájaros
sobre las ramas de mi corazón
inventan el himno combatiente
La complejidad hace imposible, en breves líneas, resumir siglos, hasta milenios, de interpretable historia.
Lo innegable de esta historia son los millones de muertos palestinos "aportados" por una invadida población que, luego de soportar siglos enteros las agresiones (ocupación Británica, Otomana, Israelí) hoy son, para el mundo entero, "Terroristas".
¿Cómo, sin saber, rotulamos definitivamente?
¿Cómo acusamos a los muertos y defendemos al verdugo?
La poesía que inaugura este texto es "Desafío", de autor anónimo, perteneciente al libro "Un enamorado de Palestina".
Este artículo que aquí desarrollo será el de la difusión de un libro conmovedor, que llegó a mis manos gracias al incansable interés por estos temas de un gran amigo. El libro del que hablo es "Poesía Palestina de Combate", que fue editado (en su momento) por la editorial Nuestra América.
De todas formas, es imposible de conseguir en librerías. Habrá, para quien quiera tenerlo y tomarse el trabajo, que buscarlo en librerías de usados, o también conocidas como "de viejos".
No nos extendamos más, al libro vamos.
No se apoderen de mis ojos
soy el extranjero
en busca de una patria
mi corazón se ha desmigajado
sobre las montañas de la nieve, de la sangre, de la escarcha
caminé con los niños
me abandonaron
en la noche del hambre, de la sangre, de la escarcha
alzaron sobre mi espalda
las tablas de mi ataúd
No me exterminen
soy el extranjero
en busca de una patria…
qué falta cometió mi pueblo
para que viva hoy
sobre una tierra en ruinas
qué falta cometió el pájaro
para que lo echen de un bosque a otro
qué falta cometió mi corazón
para que derramen sobre él
tanto dolor y la catástrofe
El extranjero, de Hayil 'Assaqilah
"Qué falta cometió mi pueblo para que viva hoy sobre una tierra en ruinas", dice el poeta palestino, buscando una respuesta que no ha de llegar. Siguen cayendo sobre Gaza los misiles sionistas. Gobierno de la muerte y el verdadero terror: el Estado nazi-fascista y genocida de Israel, (recomiendo leer la carta de la Red Internacional de Judíos Antisionistas: www.laestrellapalestina.org/
Sabido es: para el exterminio, la colonización, la apropiación del territorio se amparan en un tal Dios.
El tiempo absurdo oh amigo mío
el vaivén del sol en el cielo
el paso del transeúnte por el camino
repiten
"vuestros signos… vuestra vida
son una interminable tortura
de los dioses de arena"
(…)
Nuestros signos
una antigua sabiduría
nada más que el silencio y la deshonra
y el grito de una cigarra que repite
"yo soy vuestro Dios… soy la Repugnancia"
y esperamos
las maravillas del futuro
escrutamos el surgimiento de la vida
que resucitará los sentimientos enterrados
y hará resonar la puerta de nuestra alba
Repugnancia, de Habib Zayadan Chwikri
Poesía Palestina de Combate, es, en muchas de sus hojas, un catálogo de los tormentos que todo un pueblo sufre desde siglos.
Nuestra historia reciente nos hace saber que, los dominadores, los poderosos, los dueños de las armas, del terror, del odio, persiguen, secuestran, torturan, asesinan; hacen llover misiles y bombas, pero no se limitan solo a esos métodos.
Nos exiliaron a la fuerza
nuestra aldea quedó en ruinas
vinieron
cavaron una tumba al pasado
arrancaron los olivos
raíz por raíz
los lanzaron a los taludes
de diez en diez
para que mueran
y resuenen al sol
y sean la tristeza del transeúnte
Fragmento de Poemas, de Hanna Ibrahim
Los poemas que se reúnen en Poesía Palestina de Combate están atravesados por una marcada identidad. Cada una de las poesías tienen raigambre en los paisajes, en la tierra, en la cotidianidad de siglos, en la cultura Palestina.
Inscríbeme
Soy árabe
El número de mi cédula es cincuenta mil
Tengo ocho hijos
Y el noveno… vendrá tras el verano
¿Te enojarás acaso?
Inscríbeme
Soy árabe
Trabajo con mis compañeros de lucha
En una cantera
Tengo ocho hijos
Arranco de las piedras
El pan, las ropas, los cuadernos
Y no vengo a mendigar a tu puerta
Y no me pliego
Ante las losas de tu umbral
¿te enojarás acaso?
Inscríbeme
Soy árabe
Mi nombre es muy común
Y soy paciente
En un país que hierve la cólera
Mis raíces…
Fijadas antes del nacimiento de los tiempos
Antes de la eclosión de los siglos
Antes de los cipreses y los olivos
Antes del crecimiento vegetal
Mi padre…de la familia del arado
Y no de los señores del Nujub* (*célebre tribu de Arabia)
Y mi abuelo era campesino
Sin árbol genealógico
Mi casa
Una cabaña de guardián
De cañas y ramajes
¿satisfecho de mi condición?
Mi nombre es muy común
Inscríbeme
Soy árabe
Cabellos…negros
Ojos…castaños
Signos particulares
Un kuffiah* (*pañuelo palestino) y una banda sobre la cabeza
Las palmas rugosas como rocas
Arañan las manos que estrechan
Y amo por encima de todo
El aceite de olivo y el tomillo
Mi dirección
Soy de un pueblo perdido…olvidado...
De calles sin nombres
Y todos sus hombres…en el campo y en la cantera
Aman el comunismo,
¿te enojarás acaso?
Inscríbeme
Soy árabe
Tu me has despojado de los viñedos de mis antepasados
Y de la tierra que cultivaba
con mis hijos
Y no nos has dejado
Ni a nuestros descendientes
Más que estos guijarros
Que nuestro gobierno tomará también
Como se dice
¡vamos!
Escribe
En lo más alto de la primera página
Que yo no odio a los hombres
Que yo no agredo a nadie
Pero…que si me hambrean
Como la carne del que me despoja
Y ten cuidado…cuídate
De mi hambre
Y mi cólera
Cédula de identidad, Mahmud Darwich
Identidad. El pueblo palestino tiene una identidad, una cultura de milenios, en sus tierras, entre sus olivos.
¿Cómo puede ser que Israel se olvide de la Identidad?
¿Cómo puede ser que se olviden del sufrimiento que han pasado hace más demedio siglo, proporcionando la misma tortura y el mismo terror aniquilador?
Un hombre ahorcado
juguete para niños
se vende en el mercado
No… no se venden ya
que tu niño comprenda
que ya se han agotado
Oh espíritus de los muertos
en los campos de concentración nazis
el ahorcado no es un judío de Berlín
el ahorcado es un árabe
como yo
de mi pueblo
que tus hermanos cuelgan
perdón
no tus hermanos
los aspirantes a nazis
en sion
oh espíritu de los muertos
en los campos de concentración nazis
si supieran
si supieran
El Ahorcado, Anónimo.
Esta poesía es la resultante de la comercialización de un muñequito: "se podía ver, en muchas ferias de Israel, juguetes que representaban… un árabe colgado"
¿Terrorismo?
Terrorismo!
Palestina, pueblo digno, pueblo pacífico pero no indigno, tiene un rasgo cultural del que pocos pueblos del mundo pueden reclamarse suyos orgullosos: dignidad.
Golpea
tu puño es de hierro
golpea
el poder te pertenece
y nosotros señor
quienes somos, o mas bien qué somos
sino un puñado de esclavos
golpea
tu látigo es intrépido
nos enseño la testarudez
y el desprecio a las amenazas
nuestro destino se ha transformado en
resistencia…
partiré
en busca de mis hermanos
por todos los rincones del exilio
ellos no conocen la aurora
pero, por su llegada
se unen… y combaten
que nuestros amos se indignen
que se regocijen
mañana
los sorprenderemos
en la horca
El látigo y los esclavos, Fawzi 'Abdallah
AGENCIA DE COMUNICACIÓN RODOLFO WALSH
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